Durante su discurso Jorge Rodríguez hijo expresó que la alegría es la principal fuerza que mueve al pueblo venezolano y es el cemento para la construcción de la Revolución Bolivariana.
En el acto de reivindicación del luchador social Jorge Rodríguez, que tuvo lugar la tarde de este miércoles, Jorge Rodríguez hijo manifestó que pese a la tristeza que embarga desde hace 32 años a todos quienes compartieron con este hombre, en este día se debe dar paso a la alegría, principal arma de combate que legaron a los venezolanos hombres como Algimiro Gabaldon, Fabricio Ojeda, Alberto Lovera, su padre y muchos otros luchadores.
En un sentido discurso que ofreció a todos los asistentes al acto desde el cementerio General del Sur, lugar donde reposan los restos de Jorge Rodríguez padre, Rodríguez expresó que la ausencia física dejó conversaciones pendientes, palabras por decir que han sido pospuestas durante los 32 años de ausencia.
Refirió que aún se mantienen presente las ganas inmensas por demostrarle la evolución de sus hijos, sus nietos, dos de ellos presentes en el acto, Juan Pedro y Matías Rodríguez, cuyo ejemplo seguirá vigente en cada accionar de sus vidas.
Pese a los recuerdos evocados por Jorge Rodríguez hijo, refirió que este día debe tomar espacio la alegría "porque es la fuerza que mueve a este pueblo que en está en revolución, porque es la ternura y no la venganza la fuerza principal, el cemento de construcción de un pueblo en revolución, porque es la alegría en la constancia, la esperanza en el futuro".
Continúo señalando que "es la experiencia cotidiana la que impulsa a este pueblo en esta revolución, en contra de la oscuridad, en contra de los asesinos y en contra de los que siempre intentaron robarnos este cielo, este suelo, este canto de pájaros que significa la patria venezolana".
El camino de luchas trazado por Jorge Rodríguez servirá de ejemplo al pueblo venezolano para seguir adelante y no permitir que nuevamente logren ponernos de rodillas frente a los opresores, con alegría que "implicada el heroísmo cotidiano, porque en eso se convirtió el ejemplo inmenso y monumental del heroísmo con el que Rodríguez enfrentó a sus asesinos".
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